1. Pifia/picia


En muchas ocasiones, a causa de la confusión de dos sonidos tan similares, utilizamos mal o en un contexto equivocado estas dos palabras. Según el DRAE, pifia es un error o un descuido; mientras que picia es una acción incorrecta que causa daño o perjuicio. Sin embargo, no es extraño escuchar expresiones del tipo «la has pifiado» cuando se quiere decir que se ha metido la gamba o se ha cometido un error. 

2. Libido/lívido

No es extraño escuchar en el habla oral hacer referencia al deseo o impulso sexual como «lívido»; colocando el acento tónico en la primera sílaba, cuando en realidad se trata de una palabra llana. Es muy probable que este fenómeno se haya causado por contagio de «lívido», el adjetivo que significa «intensamente pálido».

3. Ostentoso/ostentóreo

Incluso en registros de habla culta, donde suelen utilizarse estas palabras, pueden hallarse errores de contaminación o mezcla entre palabras. Esto ha sucedido con ostentoso estentóreo, que significan relativamente: «llamativo por su apariencia lujosa o aparatosa» y «dicho de una voz: fuerte, ruidoso o retumbante». Probablemente por su parecido fonético y (en parte) semántico, se ha creado una voz que de momento no tiene cabida en el diccionario de la RAE: ostentóreo, y que proviene de la mezcla de las anteriormente citadas. 


4. Pavés/pavesa


Hay escritores de primera fila (son humanos también) que confunden pavés (un escudo) con pavesa (partículas ardientes que se desprenden de un fuego).


5. Acarrear daño/felicidad


Algunos verbos de la lengua española han perdido el rasgo negativo o positivo que tenían en su significado original, dando lugar a combinaciones imposibles, como «sufrir mejoras». Es el caso del verbo acarrear, que en ocasiones utilizamos en términos positivos, es decir, se acarrea daño, no felicidad.


6. Contraer enfermedad/méritos


Algo similar sucede con estas combinaciones de palabras que solemos encontrar. A veces podemos escuchar la expresión «contraer méritos»; cuando, en sí misma, la palabra contraer posee un carácter negativo en su propio significado, por lo que es incorrecto acompañarla de un sustantivo cuyo significado es positivo.

7. Este agua que nunca deberíamos beber

Nunca digas de este agua no beberé, porque además de arriesgado es incorrecto. En cambio, sí puedes decir: De esta agua no beberé. Este fenómeno tiene una explicación: los sustantivos femeninos que comienzan por a tónica van precedidos de un artículo masculino (el agua, el arma…), pero esto solo afecta a los artículos, nunca a los demás determinantes. 

8. Preveer

Este es un verbo tan difundido como inexistente. Es un engendro producto de la mezcla de prever proveer.

9. Manda uebos


Contra lo que pueda parecer, los huevos no tienen nada que ver con el origen de esta expresión tan mal utilizada. Proviene del latín mandat opus y significa «la necesidad obliga». Opus derivó en uebos, por lo que esta sería la forma correcta de escribirlo. 

10. Otras redundancias Al escribir o hablar, sobre todo en algunos medios de comunicación, caemos en el empleo, que tiene cierto carácter enfático, de términos similares: nexo de unión, aterido de frío, accidente fortuito, ambos dos, deambular sin rumbo… hay que tener cuidado de no caer en estas expresiones redundantes.